

Esta obra parte de uno de los éxitos literarios más arrolladores de los últimos años en Europa. La escritora francesa Amélie Nothomb creó un universo claustrofóbico, onírico y alucinante a través de un encuentro casual en un aeropuerto. Un retraso en un vuelo provoca una espera incómoda al empresario Jerome Angust. Sin que pueda evitarlo, un extraño, Textor Texel, inicia una conversación en la que el relator habla de un pasado de infamia con violaciones, asesinatos y otras atrocidades que irán resolviendo algunas dudas de la propia existencia de Angust. Este descubrimiento abre las puertas a un viaje de infamia que despertará viejos fantasmas y hará aflorar lo peor de cada uno de ellos. La calidad interpretativa de Jesús Castejón y José Pedro Carrión convierten este argumento en un tira y afloja que intentará revolver estómagos y agitar conciencias.
Se trata, pues, de una obra donde se materializan temores, obsesiones, engaños e historias enfermizas de amor, muerte y culpabilidad entre los protagonistas. La eficacia del montaje descansa, además, en una cuidada escenografía que intenta crear el ambiente perfecto para que la obra tome cuerpo más allá del trabajo interpretativo de los actores. ‘Cosmética del enemigo’ desarrolla su trama en la terminal de un aeropuerto; es un espacio impersonal y frío. Pero, a la vez, fácilmente reproducible e identificable por parte de la gran mayoría de la población de los países desarrollados. Pero José Luis Sáiz va mucho más allá en la búsqueda de “un espacio mental” en el que se integran los propios espectadores que se convierten en figurantes de una obra que abarca toda la sala. “Los espectadores estamos en medio de un laberinto de luz cuyas paredes, techo y suelo dejan de ser un espacio impersonal y se convierten en algo vivo que somos incapaces de controlar”, asegura el director del montaje.
“Es un reto para cualquier director”, confiesa. “Nos movemos por un territorio vidrioso. La historia tiene un poco de todo. Comedia, thriller, suspense… Uno de los platos fuertes de ‘Cosmética del Enemigo’ es que el espectador no sabe lo que puede suceder. Todo es extremadamente imprevisible y, en medio, está el trabajo de los actores que tienen un material de primera para lucirse”, destaca Sáiz.
Y todo con el aliciente añadido de ser los primeros en disfrutar de esta intensa experiencia teatral.