EL BALLET IMPERIAL RUSO COMPLETA SU ESTANCIA EN LA ISLA CON UN DON QUIJOTE MÁS ÁGIL REVISADO POR GEDIMINAS TARANDÁ



El Ballet Imperial Ruso repite en el Teatro Cuyás. Después de un estreno de año danzando al son impuesto por la fantasía de ‘El Cascanueces’, la mítica compañía del Teatro Novaya Ópera de Moscú vuelve a deleitar al público grancanario con un ‘Don Quijote’ revisado que permanecerá en cartel entre los días 9 y 11 de enero con un total de cinco funciones programadas. La nueva coreografía es una creación de Gediminas Tarandá, ex bailarín solista del Bolshoi de Moscú y director artístico de la compañía que ha protagonizado este arranque de 2009 dedicado a la danza del más alto nivel mundial. El resultado, destaca el propio Tarandá, es un Don Quijote más ágil y con más sabor español que ha cosechado un importante éxito en los mejores escenarios del mundo. Los amantes de la danza clásica ya pueden adquirir sus localidades en las taquillas del Teatro Cuyás, a través de su web oficial (www.teatrocuyas.com) y en el teléfono 902 405 504.
Este Don Quijote es una muestra más de la fascinación de los rusos por este mito de la literatura española. La idea para volcar sobre las tablas del escenario el inmortal personaje creado por Cervantes se debió al genio del coreógrafo francés Marius Petipa, que ya instalado en Moscú, ofreció a Ludwig Minkus, profesor del Conservatorio de la ciudad, la posibilidad de componer la música. La obra se estrenó en 1869 y fue todo un éxito que se ha perpetuado a lo largo de los años gracias a la interpretación de las más grandes compañías y solistas del mundo. Entre ellos cabe destacar el propio Tarandá, que se puso en la piel del barbero Basil, protagonista del montaje, en varias ocasiones como bailarín principal del Bolshoi.
Este conocimiento del personaje y la obra llevó a Tarandá a reescribir la coreografía buscando mayor movimiento y ritmo. “Este espectáculo es mi tercera versión de Don Quijote”, dice el director artístico del Ballet Imperial Ruso. “Mi objetivo principal era cambiar los actos segundo y tercero para hacerlos más ágiles, vivos, e introducir los elementos de las danzas flamenco, castañuelas y momentos estilizados que yo había observado en España”, comenta. 
El resultado es una obra que conserva el humor de la versión original pero que gana en dinamismo. La historia sigue siendo fiel al argumento planteado en el siglo XIX. El rico Gamash pretende casarse con la bella Kitri, pero la muchacha está locamente enamorada del barbero, que también la ama. Los manejos del rico del pueblo se ven interrumpidos por la irrupción de Don Quijote, que intentará, por todos los medios, que los dos jóvenes puedan casarse. “En mi espectáculo el protagonista no se presenta, como es de costumbre en muchas versiones, cómo la persona con la imaginación tocada, el que ve los gigantes en los molinos, por ejemplo”, destaca Tarandá. “Yo quería destacar sus rasgos románticos. Que aparezca como la persona que sabe valorar el amor, lo busca, está lleno de calor y bondad hacía las personas. También yo quería aumentar el papel mímico del padre de Kitri, al que maravillosamente y con mucho sentido de humor interpreta mi hermano Vitautas Tarandá. Hemos inventado muchas escenas cómicas entre Sancho Panza y Gamash. Ha salido un espectáculo donde la gente disfruta de la danza y se ríe”, comenta.
También se han introducido algunos detalles que, en palabras del ex bailarín solista del Bolshoi dan mayor lustre al montaje; movimientos en las segundas y terceras líneas que aumentan de manera significativa la complejidad de la función a la par de su espectacularidad. Y también hay una novedad importante: “Junto al director de orquesta Valery Kritskov hemos introducido una canción gitana cantada por una solista de ópera. Su voz suena detrás del molino acompañando la danza de Kitri y Basio. Esto ha  dado el aire fresco al ballet”, finaliza Tarandá.