
De entre los tratamientos aplicados, señala la responsable de los trabajos, hay que destacar la consolidación del soporte; el reforzamiento de las estructuras internas con relleno de zonas huecas; el sellado de grietas y fisuras; la readhesión de piezas sueltas o la reconstrucción de los volúmenes perdidos. Una vez recuperada la talla, que se realizó con “madera olorosa y dura que no presenta el ataque de termitas”, se procedió a la limpieza con eliminación de repintes y a la reintegración de la preparación y policromía y a la aplicación de un barniz de protección para evitar futuros deterioros. La pieza ya se encuentra en la nave central de la iglesia sita en el histórico barrio de Vegueta.
Esta talla de San Pedro de Alcántara data del año 1804 y es una muestra de la técnica y maestría del imaginero nacido en Santa María de Guía. Como el grueso de su producción escultórica, la imagen es de estilo barroco tardío y, a diferencia de otras representaciones del santo, muestra a San Pedro de Alcántara en toda su plenitud y no al fraile castigado por una vida de penitencias y padecimientos. Esta talla de bulto, que también reciben el nombre de ‘glorias’, mide 1,33 metros de alto y 0,84 metros de ancho y representa al santo sobre una nube flanqueada por dos angelotes. La talla, policromada, presenta aplicaciones de pan de oro en el borde de los ropajes. Fue un encargo personal de Pedro Villers, un clérigo acomodado de origen flamenco que donó la talla de Luján Pérez a la parroquia de San Francisco de Asís. De todas las esculturas de José Luján Pérez que hoy reciben culto en esta iglesia, la única talla completa o de gloria es ésta de San Pedro de Alcántara lo que incrementa su interés y valor patrimonial.