La hilarante ‘La Boda de los Pequeños Burgueses’ se representa en el Teatro Cuyás los días 17, 18 y 19 de octubre
La cita con la danza de ‘No idea Fata Morgana’ será en la Sala Insular de Teatro entre el 17 y el 19 de octubre
Bertolt Brecht según Profetas
“Una bomba”. De esta manera escueta pero contundente describe Juan Ramón Pérez, director de La boda de los pequeños burgueses, una nueva apuesta por la comedia de Profetas del Mueble Bar. ‘La Boda de los Pequeños Burgueses’ se estrena de manera absoluta en el Teatro Cuyás, una oportunidad única para disfrutar de toda la frescura de una compañía isleña que ha sabido ganarse a pulso un espacio entre los grandes que, cada temporada, pisan las tablas del mejor teatro de Canarias.
Estamos ante una comedia ácida, mordaz y tremendamente actual de falsas apariencias, convencionalismos asfixiantes y mentiras, sobre todo muchas mentiras. Porque el engaño es una de las claves que explican este montaje de un genio que revolucionó la escena. La trama pivota sobre un convite de bodas. Las reglas de la buena moral burguesa y los modales imperan en la pequeña mesa que recoge a los invitados más íntimos de la pareja. A medida que el alcohol fluye, las normas se relajan y cunde el más absoluto caos. Todos dan rienda suelta a sus emociones y el edificio social se derrumba. Crítica ácida camuflada con risas
Profetas propone “un juego lúdico” en el que un acto formal y ceremonioso se convierte “en un auténtico desastre”. Es un ejercicio de autocrítica social en la que, según nos adelanta Juan Ramón Pérez, “todos nos vamos a sentir un poco identificados”. “En la vida te ves obligado a llevar un determinado comportamiento y, en el fondo, todos llevamos un pequeño burgués dentro”. Y en torno al derrumbe sistemático del mundo que rodea a los personajes se construye una obra que lleva intrínsecas todas las “marcas” de su autor: crítica feroz, burla grotesca, exageración hasta lo hiperbólico. Bertolt Brecht en estado puro.
Bertolt Brecht fundó las bases de su teatro épico en la crudeza de la realidad. Y esa crudeza explora las relaciones humanas convertidas en cadenas, que un sistema impone sin fin. Añadía esa indiscutible marca Brecht, que consistía esencialmente en la habilidad para la respuesta irónica o desvergonzada, la narración “épica”, los poemas y canciones intercalados... Brecht se consideraba a sí mismo un hombre de teatro que se había liberado de las tendencias del teatro expresionista para experimentar con nuevas formas. Quería mostrar que ese cambio no sólo era posible sino que era necesario y su teatro lo dirigió a sacudir la conciencia del público para llevarlo de una pasividad acrítica a la reflexión y, esperanzadamente, a la acción.
Danza de dos artistas imparables
Carmelo Fernández y Carmelo Salazar estrenan la temporada de danza de la Sala Insular de Teatro con sus dos últimas creaciones, ‘Fata Morgana’ y ‘No idea’. Se trata de dos piezas de mediano formato totalmente independientes que comparten un solo programa y que sirven de presentación de 9 de largo, una nueva empresa de producción que pretende incentivar la creación independiente y estimular el panorama cultural grancanario. Esta nueva empresa que se suma a la lista de productoras y compañías de la isla nace tras diez años de colaboración de estos dos creadores.
Sobre la función que se pondrá en escena en la Sala Insular de Teatro entre el 17 y el 19 de octubre, los creadores aseguran que “se trata de dos piezas de danza completamente diferentes. Nuestra intención inicial era crear cada uno un solo y compartir el proceso de construcción apoyándonos mutuamente, de esta manera establecimos un itinerario de residencias, individuales y compartidas, manteniendo la independencia y aceptando las influencias que viajaran de un trabajo al otro. Estas circunstancias han propiciado la participación de uno en la creación del otro, bien construyendo textos bien actuando”, aseguran los bailarines.
Sobre Fata Morgana, su creador, Carmelo Fernández asegura que será algo así como “un accidente” que cogerá a los espectadores “desprevenidos”. Se trata de una pieza donde prima la sorpresa y que pretende “descomponerse” hasta “fundirse con el público”.
Por su parte, ‘No idea’ parte de la propia indefinición. “No tengo ni idea de cómo definir o nombrar lo que estoy haciendo y, sin embargo, tengo la convicción de que es el trabajo más claro que nunca he realizado”, destaca Carmelo Salazar. “Cuando alguien me pregunta que estoy haciendo respondo que estoy construyendo una pieza de danza y aclaro que no me refiero a la danza conceptual o la no danza… Digo que estoy trabajando como un artesano, generando dinámicas, geografías, cuya base general son movimientos muy livianos. Estos movimientos contienen toda la información que quiero o puedo dar y ni de lejos la abarco con palabras. No hay tema. No hablo de mí, no hablo de otros, no hablo de amor o sexo, no cuento ninguna historia y tampoco enseño el culo, más bien al contrario, huyo de cualquier referencia sintética y veo (¿o siento?) como me alejo de la corriente escénica actual”, destaca.
La programación de este espectáculo es una muestra más del compromiso de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural por la difusión de la danza en sus diversas manifestaciones. Según adelantó la consejera del área, Luz Caballero, durante la presentación de la temporada, Teatros del cabildo programará un mínimo del 25% de danza en sus dos recintos escénicos de referencia, esto es, la Sala Insular de Teatro y el Teatro Cuyás.