

Según indicó Gonzalo Ubani, director artístico de Teatros del Cabildo, esta comedia es “un regalo de Navidad por adelantado” y señaló que las claves del éxito del montaje residen en la adaptación inteligente de Francisco Vidal, un “trabajo muy serio de escenografía” y “la calidad innegable del reparto de actores”. “Hay que reconocer que es arriesgado hacer una obra de teatro sobre una película así, pero el público entra muy rápidamente en el juego. Se trata de una gran comedia que se sustenta en un trabajo de dirección sobresaliente. Está tan bien hecha que parece que Woody Allen escribió la película para que la interpretara Enrique San Francisco”.
Agradece los piropos el carismático actor y no duda en asegurar que “lo fácil hubiera sido dejarse llevar por el genio de Allen e imitarlo, pero sólo interpreto el papel de Larry, un hombre monótono y metódico que traslada esa falta de acción a su matrimonio”. San Francisco destaca que esta obra es una reflexión sobre la vida en pareja y sobre la pérdida de la emoción”. Sólo “un hecho inesperado hace que la relación de Carol y Larry de un vuelco y recupere la vitalidad perdida. En este sentido, Beatriz Santana (Carol) asegura que su papel sirve de motor para desencadenar la trama aunque es San Francisco quien lleva el peso de la función. Una comedia “muy divertida” en la que “Quique sabe poner su toque personal para que todos los días tengamos a un Larry diferente”. “Carol es un derroche de energía y curiosidad”, destaca Santana, “una mujer que necesita algo de aventura en su vida y que la encuentra con la muerte de una vecina”.
Otro de las grandes sorpresas de este montaje es la escenografía que logra crear una ilusión que roza lo cinematográfico. Para lograr que la función tenga el ritmo que necesita la adaptación de ‘Misterioso Asesinato en Manhattan’ se han ideado siete localizaciones que a la par de sencillas logran transportar al público a diferentes rincones de la ciudad de los rascacielos. “Esta parte fundamental de la obra se ha resuelto con mucho ingenio y acentúa el humor inteligente que logró construir Woody Allen”.
El resultado de la combinación del ingenio de Allen, la adaptación de Vidal, el trabajo de los actores y los escenarios es una obra que se acelera desde el primer momento y que logra mantener al espectador entretenido durante la hora y media que dura el espectáculo. “Está claro que la gente viene al teatro a divertirse y que lo aburrido no llena salas. La respuesta del público es la mejor vara para medir la calidad de una función, porque el público no es tonto”, señaló ácido San Francisco. Una característica, el gusto por el humor corrosivo e inteligente, que le emparenta al genio de Allen.